miércoles, 24 de febrero de 2010

Analizar materiales digitales: una tarea para los docentes

Lejos de las categorizaciones de nativos e inmigrantes digitales, el interior del país revela un sin numero de grises producto de las desigualdades y de la lentitud con la que la accesibilidad se hace visible en las escuelas. Consecuencia de ello adolescentes que recién pueden manejar una computadora en la escuela polimodal, docentes que cuentan con Internet en sus casas pero que no saben como incorporarla a sus prácticas pedagógicas, escuelas con nula conectividad, escasos ciber en la que la mayoría de los jóvenes asiste para lanzarse a los juegos en red.
Dentro de este contexto los recursos didácticos a los que acceden las escuelas son en formato CD o DVD, generalmente enviados por el Ministerio de Educación de la Nación, a los que los docentes suelen acceder luego de un proceso burocrático institucional. Calro está que quedan fuera los recursos distribuidos a través de Internet, limitando así no tan solo la accesibilidad de la información y de nuevos lenguajes a estos sectores sino también la posibilidad que los chicos se acerquen a la lógica de la web. A esto se le suma que dada la diversidad de realidades de nuestro país muchos de estos recursos no se adaptan o son difícilmente aplicable a las necesidades vivenciadas en el interior de las provincias.
Estas limitantes exigen analizar los recursos didácticos que se pretendan teniendo en cuenta el contexto a partir de una transposición pedagógica acorde a las características y necesidades de los alumnos. Además implica no perder de vista que el análisis y la evaluación de recurso no debe centrarse solo en las “característica de los materiales”(1) dejando de lado la “situación de enseñanza- aprendizaje” en el que se utilizará, aspecto por demás relevante dado a que sin la dimensión social, que es la brindará el valor de la eficacia del recurso dentro de un contexto determinado, el análisis de la características se relativizan. (Gutiérrez Martín). Umberto Eco (2) agrega que un texto necesita de una interpretación para que se complete activamente las hipótesis interpretativas que ofrece, por lo deberá haber una cooperación entre el “autor modelo” y un “lector modelo”.
Buckingham (3) da cuenta de diversos estudios realizados acerca de uso de los juegos en la escuela revelan los obstáculos más frecuentes, en los que se encuentran a los que se refieren a aspecto logísticos como el tiempo que demanda la preparación de una clase como también en la clase misma, a los que se les agrega la falta de capacitación docente, de lo que deviene la incapacidad de identificar los recursos multimediales adecuados de buena calidad, como también la compatibilidad de los mismos con los sistemas de hardware con que el equipamiento de las escuelas cuentan.
A pesar de ello hay docentes que luego de sortear estos inconvenientes reconocen su potencial que se sustentan en por lo menos tres supuestos o ventajas: 1) el uso de los sentidos para mejorar el aprendizaje, 2) el valor motivacional y 3) su integración en el curriculum como contenido por ser parte de la producción cultural de cada momento histórico.(4)
A pesar de ello el uso se circunscribe a una modalidad en particular: como fuente de información para tratar ciertos contenidos curriculares, en detrimento de otras modalidades como la de objeto de estudio en sí o como portadores de cierta gramática o principio (5), las que apuntan a enriquecer una visión más critica y a elaborar criterios de análisis de la información que luego podrán usar en otras esferas de la vida.
Rescatar esas dos últimas modalidades de uso de los recursos implica estimular capacidades más que necesarias en un mundo contaminado de información que dejar perplejo y confundidos a nuestros alumnos en el que según Van Leeuwen (6) (1998) “abunda la homogenización genérica y la globalización, y la heterogeneidad discursiva y el localismo...”, lo que incluye no solo formatos sino también ideologías. No es fácil saber desentrañar ni mucho menos enseñar como hacerlo, sobretodo porque “se han quedado en el sustrato, solo han sumergido retazos y fragmento de ella...” (7).Esto demanda el desafío de enseñar a nuestros alumnos penetrar en la ideología que subyacen en los textos interactivos, entendiendo además que ellos trasmiten modelos textuales que sirven para otras interacciones sociales.
Como vemos el éxito de la incorporación de los recursos multimendiales a la escuela es atravesada por diversas dimensiones, como la gestión institucional, las políticas educativas, pero lo cierto es que el protagonismo del docente es por demás relevante dado que su tarea implica trabajar previamente con los recursos en su selección, dentro de los que dispone, su análisis de acuerdo a su contexto y características de los alumnos, determinar la modalidad de uso, la compatibilidad con el equipamiento que la escuela dispone, además de aprovechar su uso para desentrañar la ideología que subyacen en ellos con el fin de crear sujetos con capacidad crítica frente a mundo en el que la información es manipulada por intereses creados.




Bibliografía:

(1)Gutiérrez Martín: Evaluación de la Comunicación las aplicaciones multimedia educativa; Barcelona, 2003
(2) Extraído de la clase Análisis de Materiales Digitales. Tema Materiales Educativos, materiales didácticos. Sección 1. Diplomatura en educación y Nuevas Tecnologías. FLACSO VIRTUAL.
(3)Buckingham, D.¿Jugar para aprender? Nuevas reflexiones sobre el potencial educativo de los videojuegos. Capitulo 6 Bs. As. 2008
(4) Extraído de la clase Análisis de materiales Digitales. Tema: La nuevas textualidades en los materiales educativos. Sección 3. Diplomatura en Educación y Nuevas Tecnologías. FLACSO VIRTUAL.
(5) Extriado de la clase Análisis de materiales Digitales. Tema: Los recursos educativos en la enseñanza. Sección 4. Diplomatura en Educación y Nuevas tecnologías. FLACSO VIRTUAL
(6) Van Leeuwen, Teho: Heteroglosia programada: análisis crítico de un interfaz de ordenador. En: Martín Rojo, Luisa y Whittaker, Rachel (ed.) Poder-decir o el poder de los discursos. Ed. Arrecife. Madrid, 1998